11 nov 2010

VULNERA ARMENIAE. LAS HERIDAS DE ARMENIA

Por qué la Cuestión Armenia debe ser resuelta.


El derecho internacional a menudo personifica a los Estados. En términos de la ley, la principal característica de un Estado es su personalidad jurídica internacional, es decir, la capacidad de establecer relaciones individuales en la arena política internacional.
En consecuencia, las relaciones entre los Estados son muy similares en muchos aspectos a las relaciones entre los individuos, ya que, en general, los intereses de un estado avanzado derivan de los intereses colectivos de sus ciudadanos. Cuando se representa a un Estado como si fuese un individuo, el derecho internacional utiliza un vocabulario referente a los individuos para describir fenómenos políticos y jurídicos. Por ejemplo, existe un concepto de "Estado lesionado" en el derecho internacional. "El Estado lesionado es un Estado cuyo derecho ha sido vulnerado a través del incumplimiento intencionado de la obligación por el hecho ilícito de otro Estado". Cuando echamos un vistazo a nuestro pasado no muy lejano, se hacen evidentes las profundas heridas infligidas al Estado armenio como consecuencia de las intrigas bolcheviques y kemalistas en los años 1920-1921.
Haciendo caso omiso a las obligaciones que había asumido ante la comunidad internacional, con el apoyo de los bolcheviques y la carta blanca de Occidente, Turquía ha violado nuestros derechos y ha negado los recursos mínimos necesarios para mantener nuestra condición de Estado. Es decir, el perjuicio causado a nuestra condición de Estado representa un descenso cualitativo de la viabilidad de nuestro estado. Es importante distinguir claramente entre una simple pérdida territorial y pérdida de viabilidad.
Por ejemplo, la ocupación del norte de Chipre por parte de Turquía es una pérdida de territorio y riqueza, pero no causa cambios cualitativos. A pesar de que ha perdido el 37% de su territorio, Chipre no ha perdido la capacidad de comunicarse libremente con el mundo, y por ello ha mantenido su capacidad de desarrollo. La República de Armenia, sin embargo, como consecuencia de la pérdida de la región de Kars (incluso dejando de lado por el momento el territorio concedido a la República de Armenia mediante el laudo arbitral de Woodrow Wilson), por lo ménos perdió su capacidad de interacción con el resto del mundo, la capacidad de defender su propia capital, y mantener cierta influencia sobre Georgia. Con el fin de encontrar soluciones a estas circunstancias, hay que tener una visión sobria de la realidad actual, ya que con dichas fronteras, con la posición geopolítica, y con los vecinos que tiene, la República de Armenia no tiene futuro. Los daños causados a nuestra condición de Estado son incompatibles con el funcionamiento de nuestro Estado. Mientras dichas heridas no hayan cicatrizado, es a lo sumo una forma de romanticismo medieval tardío tener esperanza alguna de vivir en un país seguro y próspero. Si yo fuera poeta, diría que las marcas de los clavos siguen llorando en las palmas de nuestras manos y nuestras heridas están todavía sangrando.
Me gustaría hacer hincapié en algo muy importante. No hay alternativa al establecimiento de la democracia y el imperio de la ley en Armenia. Es más, en términos de tiempo, me gustaría darles prioridad ante todo. Sin ellos, nada sería posible, en absoluto.
Para la existencia de nuestra propia condición de Estado, la democracia y el Estado de Derecho son condiciones de vital importancia. Pero el verdadero problema es que esas condiciones necesarias son insuficientes.
Armenia necesita los recursos mínimos para su viabilidad, es decir, la resolución de la Cuestión Armenia, tal y como viene denominando la comunidad internacional desde hace más de un siglo. ¿Finalmente, qué es la Cuestión Armenia? Es la garantía de las necesidades mínimas para la existencia digna del pueblo armenio. En la etapa actual, el enfoque de una solución a la Cuestión Armenia ha cambiado. Ahora la solución es la restitución material,territorial y moral que concede el derecho internacional a la República de Armenia.
El enfoque puede haber cambiado, pero la esencia es la misma; las condiciones mínimas de viabilidad necesarias para la existencia de la República de Armenia sólo pueden lograrse a través de la resolución de la Cuestión Armenia.
Debemos ser conscientes de ello, pensar claramente lo que debemos hacer y evitar cualquier paso equivocado.
En última instancia, la destructiva espada de Damocles de los protocolos entre Armenia y Turquía se cierne sobre nuestras cabezas.

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