Yo soy de los que se unieron al grupo de Facebook en contra de la proyección de películas azeríes en Armenia.
¿Soy realmente un patriota tan estrecho de miras para estar en contra de las interacciones culturales? No, en absoluto.
Hace unos años, cuando como siempre, con financiación extranjera, se realizaba una encuesta en los circulos sociales y políticos de Armenia sobre el futuro de las relaciones de Armenia con Turquía y Azerbaiyán, me propuse el establecimiento y desarrollo de lazos culturales mutuos.
¿Qué ha cambiado ahora, para que yo esté contra de tal cosa? Un factor muy importante. La justicia ha sido violada, es decir, el principio de reciprocidad se ha roto. Si existe la intención de mostrar películas de Azerbaiyán en Ereván, al parecer con dinero estadounidense, un evento similar debe ser organizado en Bakú, con la proyección de películas armenias. Si esto no se lleva a cabo, se está transmitiendo un mensaje incorrecto al mundo. La gente podría pensar que existe la necesidad de fomentar la tolerancia sólo a los armenios. No puedo decir que somos una sociedad tolerante en el sentido occidental. Sin lugar a dudas, existe una falta de tolerancia con respecto a ciertas minorías, incluso en nuestra propia sociedad. Aún tenemos un largo camino por recorrer. Sin embargo, el nivel de tolerancia en la sociedad armenia está varios escalones por encima que la tolerancia de la sociedad azerí. Y esto se refiere no sólo a las relaciones internacionales. El principio de reciprocidad es el principio más importante en las relaciones internacionales. Su preservación es imprescindible. Cuando se trata de política internacional, una concesión injustificada en nuestra región es percibida como un signo de debilidad y podría conducir a consecuencias muy peligrosas.
No hay que olvidar que la última película de Azerbaiyán al alcance de nuestra sociedad protagonizó un ciudadano de la República de Armenia, Manvel Saribekyan.
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